O Sindicalismo no Divã
Este registro foi feito pelo Professor Antonio Baylos em seu blog:
El pasado 6 de octubre, en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Castilla La Mancha, se defendió la tesis de Virginia Leite Henrique que llevaba por título El sindicalismo en el diván, dirigida por Antonio Baylos. La tesis se inscribe en el programa de doctorado "Estudios de derechos sociales para magistrados de trabajo brasileños" en el marco del convenio de colaboración ANAMATRA - UCLM que ya ha inaugurado en este curso su 4ª promoción.
La tesis doctoral se compone de tres primeros capítulos teóricos, en donde se enuncian tres grandes “cuestiones existenciales” del sindicalismo: “¿Dónde estoy?”, o una reflexión sobre el mundo y la globalización que acoge y condiciona el fenómeno del sindicalismo en los comienzos del siglo XXI, “¿Quién soy?”, es decir, un análisis del sujeto colectivo que representa los intereses de los trabajadores y las evoluciones, desarrollos y quiebras de dicha subjetividad en el mundo actual, y “A donde voy?”, o sea, la enunciación de los objetivos y reivindicaciones que hace posible la acción sindical, con especial hincapié en el proyecto socio-político que persigue – o debería perseguir – el sindicalismo del siglo XXI. A este conjunto de reflexiones en clave teórica, se corresponde un cuarto capítulo que recoge los resultados mas importantes de un trabajo de investigación en relación con la imagen que sobre estos tres temas – cuestiones existenciales – tienen las organizaciones sindicales brasileñas y españolas, con alguna última referencia muy breve a la última experiencia italiana. La tesis se cierra con unos apéndices en los que se recogen los cuestionarios y se puntea el trabajo de campo realizado.
El tribunal de la tesis, compuesto por Jose Eduardo de Resende Chaves Junior, -conocido por todos nosotros cono Pepe - doctor en derecho por la Universidad Carlos III de Madrid y magistrado del orden social, Amparo Merino, y Joaquin Aparicio como iuslaboralistas de la Universidad de Castilla La Mancha, Gerardo Pisarello, constitucionalista de la Universidad de Barcelona y Enrique Olivas, filósofo del derecho de la Universidad Complutense de Madrid, debatieron extensamente con la doctoranda y, al finalizar el trámite de defensa de la tesis, la otorgaron la máxima calificación de sobresaliente “cum laude” por unanimidad.
A continuación se inserta un fragmento muy significativo del tenor de la tesis que se encuentra en las conclusiones de la misma:
Los trabajadores y la sociedad necesitan saber que el sindicato existe, que tiene (o debería tener) proyectos que van más allá de la cuestión salarial (culturales, educacionales y de formación política, entre otros) y que este es el lugar privilegiado del trabajador en la lucha no sólo por mejores salarios, sino también por cambios profundos en el modo de producir.
Respecto a la cuestión ideológica, frente al individualismo y a la asunción por el trabajador de la lógica capitalista, debe el sindicato recuperar los ideales y los sentimientos de unión y solidaridad. Para ello, debe desarrollar la conciencia de clase, inicialmente en-sí y posteriormente para-sí. Para afrontar una legislación flexibilizadora, para evitar una estructura organizativa de sindicatos de resultado, se propone que sindicalismo rehuse el colaboracionismo y paute su actuación por reivindicaciones no reformistas, sino revolucionarias.
El movimiento sindical puede tener resultados extremadamente satisfactorios con la cogestión, por ejemplo, estrategia viable en la fase del capitalismo actual, volviendo el trabajador partícipe en las decisiones de la empresa. Pero para hacer frente a la nueva reorganización productiva que separa el trabajador del sindicato y, aún, al desempleo y a la informalidad que no sólo alejan, sino que separan el trabajador de cualquier representación sindical, se propone una nueva vestimenta al sindicato: de abertura, de inclusión y de agregación de aquellos ya excluidos por el modo de producción vigente.
Que el sindicato mire la otra cara de la globalización: de la inclusión y unión, opuesta a la de dispersión y fragmentación. Como consecuencia de tal abertura para nuevos miembros, deberá sostener nuevas reivindicaciones, volviéndose el portavoz de los ciudadanos, y no sólo de los trabajadores formales, sin perder, sin embargo, la perspectiva de la lucha de clase.
Se propone, pues, que dentro de los sindicatos no haya divisiones, no haya exclusiones, no haya categorizaciones; que el sindicato, o como lo quieran nombrar, sea representante de todos, empleados, desempleados, jubilados, hombres, mujeres, jóvenes, ancianos, ya que todos son producto de la misma explotación y, por lo tanto, gérmenes de la transformación social.
Y, mirando el sindicato esta nueva faz de la globalización, de inclusión y unión, que la acción sindical también se dé de forma amplia, globalizada, internacional, difundiendo a los cuatro vientos los ideales de la izquierda social, sin perder su vínculo con las bases. Ampliando su actuación a niveles globales, sí, pero “sin perder la ternura”, el contacto con el hombre, ciudadano y trabajador – jamás.
Retomemos el viejo Marx, globalizado... Y el fantasma se esparcirá por el mundo.
EL SINDICALISMO EN EL DIVAN (TESIS DOCTORAL DE VIRGINIA LEITE HENRIQUE)
El pasado 6 de octubre, en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Castilla La Mancha, se defendió la tesis de Virginia Leite Henrique que llevaba por título El sindicalismo en el diván, dirigida por Antonio Baylos. La tesis se inscribe en el programa de doctorado "Estudios de derechos sociales para magistrados de trabajo brasileños" en el marco del convenio de colaboración ANAMATRA - UCLM que ya ha inaugurado en este curso su 4ª promoción.
La tesis doctoral se compone de tres primeros capítulos teóricos, en donde se enuncian tres grandes “cuestiones existenciales” del sindicalismo: “¿Dónde estoy?”, o una reflexión sobre el mundo y la globalización que acoge y condiciona el fenómeno del sindicalismo en los comienzos del siglo XXI, “¿Quién soy?”, es decir, un análisis del sujeto colectivo que representa los intereses de los trabajadores y las evoluciones, desarrollos y quiebras de dicha subjetividad en el mundo actual, y “A donde voy?”, o sea, la enunciación de los objetivos y reivindicaciones que hace posible la acción sindical, con especial hincapié en el proyecto socio-político que persigue – o debería perseguir – el sindicalismo del siglo XXI. A este conjunto de reflexiones en clave teórica, se corresponde un cuarto capítulo que recoge los resultados mas importantes de un trabajo de investigación en relación con la imagen que sobre estos tres temas – cuestiones existenciales – tienen las organizaciones sindicales brasileñas y españolas, con alguna última referencia muy breve a la última experiencia italiana. La tesis se cierra con unos apéndices en los que se recogen los cuestionarios y se puntea el trabajo de campo realizado.
El tribunal de la tesis, compuesto por Jose Eduardo de Resende Chaves Junior, -conocido por todos nosotros cono Pepe - doctor en derecho por la Universidad Carlos III de Madrid y magistrado del orden social, Amparo Merino, y Joaquin Aparicio como iuslaboralistas de la Universidad de Castilla La Mancha, Gerardo Pisarello, constitucionalista de la Universidad de Barcelona y Enrique Olivas, filósofo del derecho de la Universidad Complutense de Madrid, debatieron extensamente con la doctoranda y, al finalizar el trámite de defensa de la tesis, la otorgaron la máxima calificación de sobresaliente “cum laude” por unanimidad.
A continuación se inserta un fragmento muy significativo del tenor de la tesis que se encuentra en las conclusiones de la misma:
Los trabajadores y la sociedad necesitan saber que el sindicato existe, que tiene (o debería tener) proyectos que van más allá de la cuestión salarial (culturales, educacionales y de formación política, entre otros) y que este es el lugar privilegiado del trabajador en la lucha no sólo por mejores salarios, sino también por cambios profundos en el modo de producir.
Respecto a la cuestión ideológica, frente al individualismo y a la asunción por el trabajador de la lógica capitalista, debe el sindicato recuperar los ideales y los sentimientos de unión y solidaridad. Para ello, debe desarrollar la conciencia de clase, inicialmente en-sí y posteriormente para-sí. Para afrontar una legislación flexibilizadora, para evitar una estructura organizativa de sindicatos de resultado, se propone que sindicalismo rehuse el colaboracionismo y paute su actuación por reivindicaciones no reformistas, sino revolucionarias.
El movimiento sindical puede tener resultados extremadamente satisfactorios con la cogestión, por ejemplo, estrategia viable en la fase del capitalismo actual, volviendo el trabajador partícipe en las decisiones de la empresa. Pero para hacer frente a la nueva reorganización productiva que separa el trabajador del sindicato y, aún, al desempleo y a la informalidad que no sólo alejan, sino que separan el trabajador de cualquier representación sindical, se propone una nueva vestimenta al sindicato: de abertura, de inclusión y de agregación de aquellos ya excluidos por el modo de producción vigente.
Que el sindicato mire la otra cara de la globalización: de la inclusión y unión, opuesta a la de dispersión y fragmentación. Como consecuencia de tal abertura para nuevos miembros, deberá sostener nuevas reivindicaciones, volviéndose el portavoz de los ciudadanos, y no sólo de los trabajadores formales, sin perder, sin embargo, la perspectiva de la lucha de clase.
Se propone, pues, que dentro de los sindicatos no haya divisiones, no haya exclusiones, no haya categorizaciones; que el sindicato, o como lo quieran nombrar, sea representante de todos, empleados, desempleados, jubilados, hombres, mujeres, jóvenes, ancianos, ya que todos son producto de la misma explotación y, por lo tanto, gérmenes de la transformación social.
Y, mirando el sindicato esta nueva faz de la globalización, de inclusión y unión, que la acción sindical también se dé de forma amplia, globalizada, internacional, difundiendo a los cuatro vientos los ideales de la izquierda social, sin perder su vínculo con las bases. Ampliando su actuación a niveles globales, sí, pero “sin perder la ternura”, el contacto con el hombre, ciudadano y trabajador – jamás.
Retomemos el viejo Marx, globalizado... Y el fantasma se esparcirá por el mundo.
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